El oído no solo sirve para escuchar, el oído interno también está relacionado en funciones menos evidentes como el equilibrio y control espacial. Es esto lo que se conoce como sistema vestibular.

Sistema vestibular: ¿qué es?

Piensa en esas ocasiones en las que un ruido estridente o sorpresivo te ha mareado. Eso se debe precisamente a que dos ensanchamientos del oído denominados utrículo y el sáculo proporcionan información de la posición de la cabeza en relación con el suelo cuando no está en movimiento.

En la anatomía del oído se ubica el conducto endolinfático, formado por los conductos utricular y sacular. Ambos ensanchamientos detectan las aceleraciones o cambios lineales en los tres planos del espacio. Es por eso que regulan las funciones relacionadas con el equilibrio.

Funciones sistema vestibular

El sistema vestibular proporciona la sensación de equilibrio y la información sobre la posición del cuerpo que permite movimientos compensatorios rápidos en respuesta a fuerzas tanto autoinducidas como generadas externamente.

El sistema vestibular proporciona información sobre los movimientos y la posición de la cabeza y el cuerpo a los centros integradores ubicados en el tronco del encéfalo, el cerebelo y el sistema somático. Así, es un componente clave tanto en los reflejos posturales como en los movimientos oculares.

El sistema vestibular trabaja con el sistema visual (ojos, músculos y partes del cerebro que no permiten «ver») para evitar que los objetos se vuelvan borrosos cuando la cabeza se mueve. También nos ayuda a mantener la conciencia del posicionamiento cuando, por ejemplo, caminamos, corremos o viajamos en un vehículo. Además, los sensores en la piel, las articulaciones y los músculos proporcionan información al cerebro sobre el movimiento, la posición de las partes del cuerpo entre sí y la posición del cuerpo en relación con el medio ambiente. Con esta retroalimentación, el cerebro envía mensajes para instruir a los músculos a moverse y hacer los ajustes a la posición del cuerpo que mantendrán el equilibrio y la coordinación.

Alteraciones

Cualquier tipo de anomalía en el sistema vestibular afecta al equilibrio, el control de los movimientos oculares cuando la cabeza se mueve y el sentido de orientación en el espacio.

La alteración del sistema vestibular, ya sea debido a alguna patología inherente o a un estado transitorio, puede implicar síntomas como vértigo, pérdida del equilibrio y náuseas y puede variar en gravedad de leve a incapacitante.

En los niños las alteraciones del sistema vestibular se manifiestan con náuseas o mareos, pérdida del equilibrio fácilmente, tropezar con cosas con frecuencia, tener una mala postura o un balanceo involuntario, entre otros.

El sistema vestibular comienza a formarse en el útero de la madre y juega un papel fundamental en nuestro desarrollo temprano. Por eso es beneficioso realizar actividades que van a desarrollar aún más este sistema desde una edad temprana.

Estimulación

Está demostrado que la estimulación vestibular es una herramienta clave para regular los niveles de alteración y permitir una atención enfocada y tranquila en los niños. Una de las estrategias para disminuir un estado de hiperactividad en un niño es usar la inhibición sensorial antes de acostarse o en otros momentos en los que el niño está demasiado activo y necesita sentarse en silencio para aprender o realizar actividades de mesa.

Se conoce como actividades de movimiento lineal a aquellas que implican el balanceo de varias partes del cuerpo, por ejemplo de adelante hacia atrás y de la cabeza a los pies o balanceo junto con sonidos de baja frecuencia. Estas actividades funcionan como calmantes y sirven para inhibir el sistema de activación reticular a través del sistema vestibular.

Cuando el niño no puede conciliar el sueño por sí solo, se pueden introducir movimientos para amortiguar la hiperactividad. Las cunas, colchones vibratorios o un colchón de agua ayudan a calmar aún más al niño sobreestimulado. Balancear al niño dentro de una manta suave llena de almohadas o recostarse con la cabeza ligeramente invertida también puede inhibir el nivel de excitación.

Hay otro tipo de actividades lúdicas que estimulan el sistema vestibular como bailar. La forma en que el niño mueve la cabeza y el cuerpo enriquece el sistema vestibular a través de movimientos simples como los giros. Existen canciones infantiles con instrucciones de movimientos, lo que hace que la actividad sea controlada.

Otro tipo de juegos que pueden ayudar son aquellos en los que el niño debe mantener el equilibrio. Ya sea una barra de equilibrio en el parque, una línea pegada con cinta adhesiva en la alfombra o una línea trazada con tiza en la acera, cuando su hijo intenta caminar sobre una línea, su sistema vestibular está trabajando para ajustar el cuerpo y mantener una posición erguida, mientras da pasos precisos hacia adelante. Para agregar otro componente, con un poco más de imprevisibilidad, se puede hacer esta actividad sobre escalones o almohadas en casa. Esto requiere una mayor coordinación y equilibrio y simula una superficie irregular.

Cualquier otro tipo de actividad que implique el movimiento de la cabeza y que el niño tenga que estar concentrado en la posición del cuerpo en relación con el espacio es buena para mantener el sistema vestibular en forma. Es por eso que son altamente recomendables las actividades al aire libre.