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El síndrome piramidal es una patología que afecta al nervio ciático por una sobrecarga en el nervio que provoca contracturas persistentes. El síndrome piramidal también es conocido como síndrome del glúteo profundo, debido a que la compresión del nervio afecta al músculo piramidal o piriforme, situado en lo profundo del glúteo.

El músculo piriforme es un músculo que une el sacro con el fémur y está ligado a la rotación de este hueso (la cadera). La inflación de este músculo es la que causa la presión en la ciática, que deriva en el síndrome piramidal.

Esta neuropatía afecta con mayor frecuencia a las mujeres. La causa más común suele ser el engrosamiento del músculo causado por una mala postura (sentarse sobre superficies duras o exponerse a largas caminatas diarias) o la rotación externa del músculo piramidal. En el mundo del deporte, los más afectados por este síndrome son los corredores.

Síntomas y diagnóstico

El síndrome piramidal se caracteriza por un tipo de dolor muy particular en la zona del muslo. Los pacientes suelen describirlo como una dolencia que baja desde la espalda llegando algunas veces hasta el pie, pasando por el muslo y la pantorrilla. Los síntomas son parecidos a los de una patología radicular, ciática o problema lumbar.

La dolencia irradia desde la zona central de la nalga y es fluctuante. La molestia se presenta en actividades como subir escaleras y se agudiza después de estar sentado mucho tiempo o caminar. El paciente sentirá una mejora al mantenerse acostado sobre la espalda.

Asimismo, el síndrome piramidal provoca dificultad al caminar y reduce la movilidad de la cadera. Se agudiza al levantarse de la cama o estar sentado durante largo tiempo.

El diagnóstico de esta patología es clave para el correcto tratamiento. Además de la historia clínica y un análisis clínico, se necesitarán pruebas de imagen para descartar otras patologías. El análisis físico debe centrarse en la cadera y la columna, así como en las extremidades.

Entre las pruebas por imágenes, el ultrasonido es el método más utilizado porque permite detectar el engrosamiento del músculo piriforme. Esto ayuda a diferenciar las patologías del área lumbar y ciática del síndrome piramidal.

Si el paciente presenta el disco abultado y los dolores son más intensos al flexionar o doblar la columna lumbar, entonces es más probable que el diagnóstico se decante por un problema de ciática. En este caso, si el dolor no remite después de seis semanas de tratamiento, entonces se realizarán pruebas por imágenes.

Tratamiento del síndrome del músculo piramidal

Una vez diagnosticado el síndrome piramidal, el tratamiento más común elegido por los médicos para aliviar los síntomas es con medicamentos antiinflamatorios, analgésicos y relajantes musculares. Si las molestias son persistentes, muchas veces se acude a la infiltración y, en los casos más extremos, cirugías.

Muchos médicos se decantan también por sesiones de fisioterapia, además de recomendar correctos estiramientos del músculo en ejercicios diarios. También la aplicación de calor después de recibir un masaje en la zona ayuda a disminuir la presión.

Para poder evitar la ingesta de medicamentos, la osteopatía es una opción más que recomendable. Los masajes osteopáticos en este caso no se reducen a la zona afectada, sino que se extienden a los pies y piernas.

La zona pélvica y espinal también recibe especial atención por parte de los osteópatas, dado que los ajustes y estiramientos que se realizan en esta área repercuten en la mejora de las condiciones del músculo piriforme. Todo estiramiento o manipulación de las articulaciones que incida en el músculo afectado será beneficioso para la desinflamación.

Los estiramientos y masajes que realiza un osteópata hace que la recuperación de músculos y tendones sea más rápida, debido a que se elimina tejido cicatrizal. Los masajes en el área de la cadera son el primer paso para luego poder estirar el músculo piriforme.

No podemos olvidar tampoco que el síndrome piramidal tiene como consecuencia un déficit en la mecánica de la cadera, lo que deriva en otras afecciones como tensión y debilidad en los abductores de la cadera o disfunción de la columna lumbar. Esto se traduce en una adaptación del cuerpo, sobre todo en la longitud funcional de la extremidad afectada.

El paciente puede dar seguimiento a este tratamiento con estiramientos diarios. Por lo general estos ejercicios se realizan acostado o con la cadera flexionada y rotada internamente.

El tratamiento del síndrome piramidal no solo debe estar centrado en el alivio del dolor y la recuperación del paciente. Es importante prevenir que el músculo vuelva a inflamarse o agravarse.