Para entender lo que es el síndrome de dolor miofascial primero debes entender qué es la fascia. La fascia es un tejido conectivo que se extiende por todo el cuerpo en una red tridimensional. Este tejido rodea todos los músculos, huesos, nervios, vasos sanguíneos y órganos del cuerpo, hasta el nivel celular. Sus funciones principales son unir, estabilizar, encerrar y separar los músculos.
Por lo tanto, el mal funcionamiento del sistema fascial puede resultar en una presión anormal sobre los nervios, músculos, huesos u órganos. Esto provoca la constricción de nuestros músculos, la disminución del suministro de sangre, dolor y disminución en el rango de movimiento. Así es como se desarrolla el síndrome de dolor miofascial. Las zonas que se suelen ver afectadas con mayor frecuencia son los músculos del cuello y los hombros, y de la cintura pélvica.
¿Qué es el síndrome miofascial?
El dolor miofascial se caracteriza por la presión en puntos sensibles de la fascia, conocidos también como puntos gatillo. Los puntos gatillo son sensibles cuando están activos y causan dolor en el músculo y, a veces, en partes aparentemente no relacionadas del cuerpo. Al tacto, los puntos gatillo se sienten como pequeños bultos, nódulos o nudos en el músculo.
Los puntos de activación generalmente se asocian con una banda tensa y un engrosamiento fibroso del tejido muscular. Por lo general, un punto de activación, cuando se presiona, hará que el dolor se sienta en otra parte. Esto es lo que se considera «dolor referido».
Un punto gatillo o un área sensible y dolorosa en el músculo o la unión del músculo y la fascia (por lo tanto, dolor miofascial) se desarrolla por varios motivos. Las principales causas del dolor miofascial es el traumatismo repentino de los tejidos musculoesqueléticos (músculos, ligamentos, tendones, bolsas). También la lesión de los discos intervertebrales, fatiga, movimientos repetitivos o ejercicio excesivo. La falta de actividad, nutrición deficiente, cambios hormonales, tensión nerviosa o estrés, enfriamiento de áreas del cuerpo también son causas de la aparición de puntos gatillo.
Síntomas
El diagnóstico se realiza a través de un examen médico en el que, al aplicar una presión suave con los dedos en el área dolorida y palpando las áreas tensas se detonan respuestas físicas al presionar el punto gatillo.
Los síntomas más comunes son el dolor persistente y profundo en un músculo, un nudo tierno en un músculo y dificultad para dormir debido al dolor. Por lo general, el dolor se hace más profundo cuando el músculo afectado se estira o se tensa. Los síntomas pueden comenzar después de un traumatismo o lesión en el área afectada o pueden ser de aparición gradual.
La presencia de nudos en los músculos producen un dolor intenso localizado o referido debido a que lo que se percibe como un nudo, que son fibras musculares que están atascadas en el estado contraído, no permite que el músculo reciba oxígeno. Así, otro de los síntomas es tener músculos débiles, rígidos, inflexibles o con rango de movimiento reducido.
Este estado constante de contracción muscular e hiperactividad de las placas terminales motoras puede aumentar la cantidad de consumo de energía y afectar el delicado suministro y demanda de nutrientes y oxígeno del músculo afectado.
Como síntomas asociados, además de las dificultades para conciliar el sueño, el paciente puede presentar ansiedad, sensación de cansancio, dolor de cabeza e incluso estrés.
¿Cómo tratar el dolor miofascial?
El tratamiento clásico del síndrome de dolor miofascial es a través de medicamentos, inyecciones en los puntos gatillo o fisioterapia.
La osteopatía es una alternativa altamente beneficiosa por su naturaleza holística. El osteópata trabaja pensando en el cuerpo como un todo, por lo que entiende de qué manera un masaje en un área determinada de la fascia puede desencadenar en una mejoría y recuperación en otra zona del cuerpo. Lo que describimos como dolores referidos se puede tratar con un buen entendimiento del cuerpo como un mecanismo en el que todo está interconectado.
Métodos
Al tener diferentes capas, la fascia se puede trabajar, por un lado, de manera directa con una presión firme para estirar lentamente la fascia. Por otro, existen métodos más suaves en los que el médico aplica menos presión y un movimiento suave que guía la liberación de la fascia. También pueden incluir movimiento pasivo en el que el terapeuta puede mover partes de su cuerpo para ayudar en la liberación, lo que se conoce como liberación miofascial funcional.
La intención del tratamiento manual del punto gatillo miofascial es reeducar a los músculos en hábitos libres de dolor, reducir la rigidez y la hinchazón que resultan del dolor neuromuscular, restaurar el rango de movimiento y la circulación, la coordinación y la flexibilidad.